PUNICHEANDO LOS USA

Llega el momento de todo hombre en el que sueña con ir a EE UU para meterse en una sala de streptease a ver mozas con senos americanos. God bless America. Pero cuando cruzas la frontera del país gobernado por Obama, si es que te deja el agente de fronteras, te encuentras con una realidad muy diferente. Hay buenas mozas, sí, pero inmersas en una sociedad donde lo LOLESCO es tan absurdo como individualista.

En fin, que a este humilde becario que no actualizaba el PUNICHEO desde hacía meses, le tocó viajar a los USA para buscar becaria fuera de nuestras hispanas fronteras. No tuve éxito, he de reconocerlo, pero al menos pude analizar en profundidad una sociedad que vive inmersa en un globo mediático alimentado desde poderes económicos que desconozco. La próxima vez que viaje me hago una cuenta en el banco para que me den un rifle.

Llegados al país, debí pasar la frontera para que los señores del dólar me admitiesen en el país. Obra y gracia del señor, el agente, cual Apu de Los Simpsoms, dejó que este becario entrase en el país, obviamente, desconocedor de mi oscuras intenciones y de mis artes como PUNICHEADOR máximo. Con el sello en mi pasaporte, salí del aeropuerto listo para captar las acciones más LOLESCAS durante mi estancia.

Comencemos con una de comida rápida. En los USA se debe correr, se debe acelerar el ritmo de vida para que un homeless a partir de las seis de la tarde no te asalte por la calle. La magia de los homeless de Obama es que están programados de manera random, esto es, que actúan de manera diferente a cada instante. Lo mismo se creen el demonio, que el dios supremo. En ambos casos te lo gritan a la cara. Y a la cara le grité yo al tendero cuando encontré una hamburguesa con puntos para el Fish Ville del Facebook.

Y para merendar, qué hay más americano que un auténtico cono del MCDonalds, que tuvo que reducir la grasa de sus patatas en California porque engordaba demasiado a los kids de la región. Qué vigor, qué tamaño, qué cono size XXL. Un postre capaz de convertirse en el final boss del estómago más rudo de España.

Es obvio que para este becario tanta comida ya comenzaba a ser demasiado copiosa, por lo que el helado tuvo una digestión lenta y pausada. Así que llegó el turno para el arte. Y desde el mismo aeropuerto de Miami, donde debía pillar la escala para mi destino final, encontré una muestra digna de la mejor estancia disponible en Vice City.

Llegado a Los Ángeles, ciudad donde se celebraba la convención freak más grande del mundo que para este artículo importa cero, comencé a descubrir agradecido la gran cantidad de advertencias y consejos que la sociedad yankee me brindaba. No fumes, que mata o yo mismo te mato. Directamente no los molan los cigarros, aunque el gobernador de California, chuache, se fume los puros a pares. Un par de ejemplos.

Un paseo por Hollywood me permitió encontrar un lugar donde fumar, o donde vendían cosas hechas con humo. Seguro que más de un miembro del Punicheo daría lo que fuera por entrar en este establecimiento. Yo me quedé en la puerta porque lo que en su interior tenía daba bastante sutto al estilo yankee.

Pasada la barrera del humo estadounidense, uno de los carteles promocionales de esos gigantescos me sorprendía con información sobre el remake de la película del Equipo A. Así con un estilo cuasi tridimensional. Lo siento, pero esta revisión del clásico no me mola nada. Como los originales, ninguno.

Finalmente, encontré el amor no correspondido, en una joven y decente chica americana, que de americanas maneras saludaba a todo el que por allí pasaba.

(BECARIO EJECUTIVO volverá a EE UU, pero pasará tres pueblos de eventos y se irá a buscar AMERICANAS RICAS)