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22 agosto 2009

PUNICHEANDO LA CALLE FERNANDO IV

Hoy paseamos Los Remedios, el primer barrio planificado de la historia de Sevilla, aunque durante muchos años fue estudiado como ejemplo de mala construcción (cómo no). Tras la inundación en 1945 y la posterior reconstrucción, se planificó esta calle Fernando IV, en honor al rey sevillano.


Ahí está. No es pequeña no...

Aunque si por algo es realmente conocida esta absurda calle, es por el restaurante Sgt. Pepper, en el que comes por 4 o 5 euros mientras te deleitas con un alto NIVEL PSICOPATIL de fanatismo a los Beatles.

Lo cual no pega mucho con el patrimonio histórico-religioso de The Remedies


No es la única empresa absurda de estos lares, también podemos encontrar una paradoja onomástica como este "Seguros Atocha".

Con ese nombre, seguramente empezó a perder por aquello del 11-M

Seguimos excrutando la calle, como en su momento hicimos con otras como la Calle Torrijiano. Y lo hacemos al mismo tiempo por Google Earth Street View, que a pie. Y es que desde visor callejero de fotos en 360º, encontramos algunas anomalías curiosas, como esta tienda de "Taacos".

Google Fail. Además, se han censurado los productos que allí se adquieren. LOLESCO.

Y una tienda infantil de nombre sospechoso. Hablamos de la Zapatería Infantil PAPO´S.


Por cierto, el genitivo sajón ahí no pinta NA. Sin embargo lo que nos preocupa es eso del "papo". Una denominación que periclita la integridad del negocio. Acudimos a la RAE para asegurarnos:

4. m. coloq. Poca vergüenza, atrevimiento, desfachatez.
5. m. vulg. Parte externa del aparato genital femenino.


Bueno, todo esto en cuanto a flora... ¿Pero y qué hay de la fauna? La calle Fernando IV alberga entre sus rincones GENTUZA de primera.


Como el caso de esta chica externa o por horas ¿? ¿? ¿?

O bien los nativos litroneros, que cuentan con su botellódromo oficial. En él, hay varias secciones, como esta, dedicada al reciclaje.

El Reciclaje Malabarista requiere de un equipo especializado de dipsómanos
con años de experiencia previa. No lo hace un cualquiera, oiga.

¿Y qué hacen mientras se beben todos esos cerveciles? Fácil, como todo buen sevillano, no hay litro que se tercie sin su paquete de pipas.

Y el botellódromo cuenta con su galería de coleccionistas pegatiniles.

¿Eso es todo? En verdad no, pero el resto del material lo dejo para la versión extendida del punicheo, para cuando vivamos de las RECOPILACIONES.