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24 noviembre 2008

SEMBLANZA: JOHN COBRA

Soy una persona muy ocupada. Sí. Cuando no estoy explotado en un sitio, ando pillado por otro. Y es que participo en múltiples publicaciones de éxito en calidad de becario. Eso sí, ninguna de tanto rigor y excelencia como la morada de Lord Copowsky. El caso es que escribo poco -cuando me dejan-, pero una de mis últimas entregas causó furor. LOS MOSTROS DE INTERNÉS. Resulta que pedí permiso para seria el artículo a los fanáticos de la ponzoña que capitanean esta redacción y éstos me lo concedieron. Pero como soy un becario antisistema, contracultura y aficionados a las cervezas y los botellones, voy a hacer lo que me venga en gana. Total, si va a venir el redactor jefe Steiner Copete y me va a modificar el artículo a su majestuoso y sacrosanto criterio...

El caso es que hoy no voy a recopilar Mostros en un mismo artículo, sino que voy a dedicar en EXCLUSIVA una SEMBLANZA PERIODÍSTICA a uno de los más grandes de España creados en la red, a uno de los seres jamás vistos en el cosmos y siempre venerado por el pueblo. Con ustedes, señoras y señores, John Cobra, el amo y señor de Valencia.



John Cobra nació en Valencia, la tercera ciudad de España en población, y domina desde su ilustrísimo trono cualquier lugar angosto de la región costera del este cañí. Nacido de una familia humilde, pero de raíces ilustrísimas, puras y sin mescolanza, Cobra inició sus estudios en el arte de la lucha de calle, el vallecalle, a la pronta edad de los seis años, cuando ante las adversidades de la vida debía plantar cara a las cintas de las Tortugas Ninja y a los capítulos de Dragon Ball.


(Una buena paella, la comida de los campeones valencianos)

Su actitud, siempre sosegada y tranquila, cambió drásticamente al conocer, sin haber nacido aún, la muerte de Bruce Lee, su mentor espiritual y ejemplo a seguir. Cobra se guió por las palabras del marcial luchador y prodigó sus artes por todo el mundo, desde los ocho años, cuando pudo acceder a la primera colección de películas en VHS de Lee. En este preciso instante y ante la maestría del luchador chino el púgil valenciado descubrió su sexualidad.




La ténica de lucha valecalle y su dificultad de aprendizaje provocó que a la temprana edad de 12 años John Cobra ya gozase de la compañía de múltiples aprendices y seguidores de su palabra. La escuela de la calle es dura, por lo que muchos de los seguidores del poder de Cobra caían desfallecidos ante sus palabras. El mismísimo Niño del Metro de Valencia no supo asimilar tamaña sabiduría y murió ante un rival de otra época.


La agilildad de las manos y las piernas de John Cobra sólo es comparable con su melódica voz al cante, capaz de entonar cualquier género musical eurovisionista y de criticar las más inverosímiles situaciones sociales con su rap evangelizador. La palabra de Cobra pronto llegó al pueblo y se extendió como la biblia gracias al Internés y a los predicadores digitales. Ahora la red acoge cantes de gesta que narran las mayores argucias protagonizadas por el héroe de Valencia.



Pero el episodio más trágico vivido por este garante de la libertad de Valencia se sitúa a los dieciocho años de edad. John Cobra, al cumplir la mayoría de edad, recibió una carta sin firma que le guiaba hacia su máximo destino. En la misiva, el fornido luchador conocía datos concretos y esclarecedores sobre su origen:

Oh, excelso y bello caballero, cuántas damas has pasado por tu rasero,

Vos las mismas que su progenitora,

que alcanzó el Olimpo en una noche como las leyendas atesoran.

En el más alto cielo, la dama se acostó con el supremo.

Y el Señor Norris a la damisela embarazó,

Oh excelso y bello caballero, todo este caminar sólo para conocer tan cruel destino,

Que de una patada giratoria dos engendros cayeron del cielo,

Y su merced no es el único que prodiga las patadas giratorias con esmero.



(John Cobra lo es TODO. Hasta periodista)

Ante tal mensaje divino, John Cobra pasó días de encierro. Fue para él un reto asumir que su progenitor real fue el mismísimo Ser Supremo Chuck Norris, y conocer que de una patada giratoria no sólo había surgido él, sino también un hermano maléfico, su némesis personal, su antítesis. Y lo peor de todo es que debía acabar con la vida de su misma carne para mantener su hegemonía en Valencia. Pero eso, queridos amigos, es otro cantar...

(El CANTAR del BECARIO continuará pulcro hasta que Lord Coposwky lo modifique)