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17 septiembre 2008

BANDERA GAY EN VIDEOJUEGOS

El mundo del videojuego es amplio y heterogéneo como la vida misma, con sus idas y venidas, con sus géneros y, a partir de ahora, con sus gustos sexuales libres y abiertos. Porque Microsoft, GameStop y Electronic Arts son tres compañías que defienden la libertad de acostarse con quien quiera, oigan.

Y no lo dice el presente y humilde BECARIO que comienza a colaborar con este núcleo de sabiduría digital que es Punicheando y cuyo simple objetivo es ganarse el respeto del temido público, sino la The Human Rights Campaign Foundation. Un organismo de esos importantísimos, vamos.

La bandera guay


El “Índice de Igualdad Corporativa” –qué fisno suena– es el nombre en clave de este estudio realizado a más de 583 empresas de los EE UU y valora cuán tolerantes son ante aquellos empleados cuyos gustos sexuales están desviados de la dictadura copulativa y natural de la mayoría. Lejos de emitir un juicio no paritario –válgame dios, cada uno hace con sus genitales lo que puede/ quiere–, es evidente que aquellos amantes del sexo propio encuentran en estas tres corporaciones un punto de encuentro donde ser tratados justa y equitativamente, como se merecen.

Pero para que se llegue a esta igualdad, previamente ha sido necesario un poso informativo que forme más y más ‘gays’, como les gusta ser llamados, o “bujarrones”, como se les llama por estos lares de la baja España ¿Quién tiene la culpa de que ahora los niños estén más pendientes de Solid Snake que de la princesa Peach? Quien siembra, recoge, señores.


Esto que fue un juego de MACHOS, cabrones


Tratando de buscar un sentido a esta necesidad de sentirse integrado en su empresa, me topé con algunos personajes de videojuegos algo zafios y de sexualidad ambigua, que bien podrían ser responsables de que hoy los querubines de las familias más derechas de la España cañí se pasen al lado oscuro. Claro está, siempre desde subjetividad intrínseca del heterosexual.


Comencemos por los primeros años de un jugador actual, los que se conocen como la pre-adolescencia nintendil. Clásico y verdoso Luigi, quien Miyamoto concibió sin princesa bajo el brazo y con una voz un tanto afeminada. Adicto a las setas del Reino Champiñón y partícipe de sustos mujeriles en el rescate de su viril hermano fontanero, con quien no parece compartir gustos por las marcas de cañerías.







A la cama pronto, querido Yoshi, que mañana después del cole jugaremos con tu colita


Después de este compás ‘pikmin’ el jugador puede evolucionar al grado de adolescente a partir de dos vías que serán directamente proporcionales al poderío monetario de sus progenitores. Un shiquillo con posibles (o con Beca MEC) gastará sus ahorros en una PLEISTEICHON y se cruzará, de nuevo, con personajes metrosexuales afeminados. Un joven no pudiente o que prefiera gastarse la paga en petas con los amigos comprará la TRESESENTA de Microsoft.


En el caso de la opción Sonyer, podemos contar dos claros ejemplos. Aquí llega Raiden, el degenerado e innecesario sustituto del fornido Snake, héroe de héroes (¡¡Sacrilegio!!) Señor Kojima, nunca perdonaremos la decisión de dar el protagonismo a un joven de liso cabello destellante y apretado traje militar.





Reacción de un jugador ante una escena de Metal Gear Solid 2 protagonizada por el susodicho


La otra opción viril-ambigua es Zell de Final Fantasy VIII. Un tipo reservado, con momentos poco acertados en cuanto a interpretación y sin fémina donde elegir del elenco de personajes del juego. Quienes apreciaron a este adolescente de cabello engominado y tatuaje chocobil celebran el 28 de junio con aprecio.


(El shavá quiso ser como su ídolo y así acabó)


Pero sin duda alguna, quien verdaderamente merece ocupar un trono mastodóntico en esta nación de la bandera guay gay colorida y colorista es el protagonista del videojuego Katamari Damacy / We Love Katamary -¡toma ya- obra de Keita Takahashi. Un príncipe que cambia la princesa de pronunciado escote por un estrambótico disfraz rosa y la tierna misión de reconstruir las estrellas y la luna. Y pensar que este juego parte de Namco, aquellos que en 1985 desparramaban vísceras con Splatterhouse.







HOSTIAS pa tu boca sil


Y así los hay a pares, queridos lectores, pero este becario no tiene más que despedirse, no sin antes defender los valores tradicionales y cerrados, cuya propagación a las masas jóvenes través del ocio digital es tan necesaria como justa.


(Desde PUNICHEANDO defendemos la libertad sexual, aunque QUEDE CLARO que todos somos de la vieja escuela)